martes, 18 de junio de 2013

Soledad rumbo a la perdición.

La apatía que lleva a cabo, es un sólo un reflejo del dolor y de la tristeza resguardada en palabras falsas y sonrisas. 
Su situación, más que incomprendida para muchos es símbolo de egocentrismo; para él un refugio. 
Su mente no se halla, su cuerpo no se detiene en un rumbo definido; actúa por inercia, respira por necesidad y vive por elección del destino.
El dolor se adhiere a su piel, lo encarnece, lo posee. Se tienen el uno al otro, por miedo a la soledad. Pero su alma se encuentra en el olvido, en la perdición.