Seguramente ese es
el idilio: el arte, la literatura, la fusión de ambos elementos o las nimiedades
de la vida cotidiana. Basta con deparar el ejercicio contemplativo, para comprender
las estrategias del juego: la narración es al escritor, lo que el retrato es al
paisaje, lo que el lienzo es al artista y lo que la imagen es al fotógrafo; pero
ahí no termina. El juego se complejiza y la aparición del tercero lo dinamiza.
El tercero es el espectador, quien contempla e interpreta y quien, a su vez, atribuye
un sentido a la interacción de los demás participantes; pues, la percepción de
perfección vira hacia la estética en el momento en que lo bello es
personificado por quien lo produce y al instante en que el observador significa
el atractivo de la obra.
Anti-retrato "Refugio", Valentina García. Exposición fotográfica "Cuerpos", en el Banco de la República, Cali. Año 2018. |