Sabrá el crédulo fijar su atención
En la figura hostil
Y hacer de ella su deidad;
Enaltecerla donde no existe bondad.
Sabrá el masoquista destacar
Entre la multitud la figura
Lacerante y acogerla
Con necia devoción.
Pero, ni el crédulo ni el masoquista
sabrán entender qué es el amor
cuando al acercarse al rosal de la dicha,
las espinas perforen la piel
y el dolor no permita gozar
del terciopelo de sus pétalos.
Ni el crédulo ni el masoquista
sabrán entender qué es el amor
cuando la figura adorada
suscite sentimientos de
bienestar y desesperanza.
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